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Habilidades directivas: Introducción



ANEXO: LECTURA DEL ARTÍCULO "CÓMO SOBREVIVIR A UN JEFE ATACADO"

La tensión, el estrés y la ansiedad pueden convertirse en los peores enemigos para superar cualquier situación. Capaces de aniquilar el mejor talento, conseguir dominar estas trampas es la regla de oro para salir airoso de cualquier problema profesional y ganarse la confianza de un jefe al borde de un ataque de nervios.

¿Quién no se ha enfrentado alguna vez a una situación crítica en el trabajo? ¿Y a un jefe estresado e inseguro capaz de acabar con los nervios del empleado más paciente? Si su respuesta es afirmativa seguro que es uno de los miles de profesionales que sucumbe a la ansiedad y la tensión del momento. El empleado brillante, que supera más de una y de dos complicaciones sin perder la compostura y con cierta chispa de ingenio, queda aniquilado cuando no es capaz de controlar ese estado de ánimo que despierta su jefe en la peor ocasión.

Jaime Smith, fundador de Alianza para la depresión, explica que “el detonante que lleva a esta situación es una mala organización del tiempo que se traduce en estrés. Lo peor es que de ahí se pasa a la ansiedad y a la depresión. Evitar llegar a esta situación es una obligación para la empresa. El problema del dolor del alma es complicado y requiere una terapia, medicación, grupos de autoayuda, optimismo, etcétera”.

Fernando Botella, Ceo de Think&Action, hace referencia a las estadísticas: “Un tercio de los españoles considera que vive bajo presión (estresado por las preocupaciones cotidianas, por la incertidumbre de futuro, por el exceso de trabajo, la falta de conciliación o de tiempo). El 14,5% de la población sufre ansiedad”. Este estado puede atribuirse a la falta de adaptación a los cambios esperados o inesperados o valorados como importantes aunque a veces no lo sean. “Detrás del fenómeno ansioso hay un miedo”, asegura Botella.

Los detonantes
A menudo es un jefe exigente y estresado el que desencadena un proceso que el empleado no puede controlar. Smith señala que una de las primeras fases para no caer en esa trampa es separar lo urgente de lo importante: “La mayoría de la veces se hace lo que más prisa corre dejando a un lado lo realmente importante. Un error que genera más ansiedad”. Una de las claves que apunta es “realizar de forma periódica tormenta de ideas que fomenten el trabajo en equipo”. A veces un poco de organización es la mejor medicina para prevenir el estrés. “Hay que enfrentarse a los problemas. Los horarios son muy importantes, pero más aún lo es un mal reparto del trabajo”, apunta Smith.

Los jefes, sobre todo los más inquietos, deberían apuntarlo en su agenda y no abusar de la baza que le ponen en bandeja los profesionales rebosantes de iniciativa: ellos terminan con un volumen de trabajo elevado en el que luego son incapaces de desenvolverse, mientras que los empleados menos dispuestos disfrutan de una situación más relajada. “Un buen jefe debe saber cómo hacer que un equipo funcione y el reparto de tareas es básico para lograrlo. El pesimismo y el optimismo no es algo innato, se aprende. Una falta de organización puede provocar ambos estados”, afirma Smith.

El empleado brillante, que supera más de una y de dos complicaciones sin perder la compostura y con cierta chispa de ingenio, queda aniquilado cuando no es capaz de controlar ese estado de ánimo que despierta su jefe en la peor ocasión

Ganar la batalla al jefe
Dicen que para vencer al enemigo la mejor baza es convertirlo en aliado. En este caso, ser consciente de los detonantes es el principio para ganar la batalla al estrés. Botella identifica tres herramientas básicas que contribuyen a prevenir la aparición del estrés y la ansiedad en el entorno laboral:

- La identificación por parte del cuadro de mando de la organización de los factores estresantes: “Es importante elaborar el diagnóstico de la realidad de la compañía para poder abordar las causas y su prevención”.

- Contar con un programa de evaluación de recursos propios para hacer frente de una forma realista a la demanda de trabajo.

- Evitar factores de ambiente irritables como el exceso de ruido, temperaturas extremas (elevadas o bajas) o las dietas inadecuadas.
Otro de los métodos más eficaces es el que señala Smith. Se trata de la semana de los siete fines de semana, que no consiste en otra cosa que en llegar el lunes a trabajar como si fuera un sábado. Una buena manera de enfrentarse al mal humor del jefe con elegancia y ganarle en el primer asalto: Si el lunes llega nervioso, por qué no recibirle con una sonrisa.

Las pautas para combatir el estrés y la ansiedad
Además del optimismo que apunta Smith, el mejor aliado para una larga vida -según Hilary Tindle, internista de la Universidad de Pittsburgh las personas optimistas tienen un 30% menos probabilidad de desarrollar enfermedades del corazón-, Botella recoge cinco pautas para combatir el estrés y la ansiedad:

- Generar cultura de conciliación familiar-laboral disminuyendo los periodos potenciales de fatiga laboral.

- Recordar que un equipo que sólo trabaja, trabaja peor. Dejar espacio para el ocio y el esparcimiento contribuye a una mejora del rendimiento.

- Desarrollar una cultura de escucha empática.

- Apoyar y gestionar adecuadamente la diversidad.

- Utilizar programas de desarrollo individual o coaching.

Fuente: Diario Expansión

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