Finaliza el trimestre el curso y es momento de hacer balance, de recoger lo aprendido y ajustar las emociones vividas que pueden habernos desencajado por dentro.
Son muchas las horas que hemos dedicado a implementar una propuesta didáctica adaptada al entorno en remoto, a hacer seguimiento del trabajo y a comunicarnos...a crear una verdadera comunidad y sentimiento de humanidad en el entorno en remorto. Sé que hay mucho que mejorar, por eso planteo una serie de reflexiones que debiéramos afrontar de cara al próximo curso.
Creo que lejos de verlo de forma negativa, deberíamos plantearlo como un reto maravilloso para el ser humano. Quien tiene en su mano todo para liderar este nuevo contexto educativo que se nos presenta. Espero que no perdamos la oportunidad de cambiar lo que no funciona....
Para mejorar hay que ser crítico, una crítica positiva nos lleve a avanzar. Por ello analizo qué hemos hecho y qué hemos aprendido, cómo hemos afrontado la oincertidumbre del confinamiento y mejoras que desearía que se convirtieran en una realidad en el presente.
Hemos aprendido a autogestionarnos, a vivir en un entorno abierto digitalmente pero cerrado físicamente, el orden de satisfacción de nuestras necesidades se ha trastocado, porque se ha trastocado la vida. Todavía es pronto para conocer las consecuencias, pero creo que es el momento adecuado para alinear sentimientos. En este proceso ha sido clave crear un nuevo vínculo humano y social entre leducador y educando; el rol del docente se ha retocado y no sólo ha sido guía sino un verdadero líder de equipo. Para docente y para alumnos, este tiempo ha sido muy intenso y cargado de muchas emociones.
Una de mis alumnas de 3º, Natalia, ha creado esta preciosa ilustrración para dar color al poema que hemos hecho en equipo. Recoge muy bien la idea de la fugacidad, y del valor del tiempo bien vivido, creo que es muy reveladora de este último trimestre.
Uso la pirámide de Maslow para sintetizar cómo nos hemos sentido y qué hemos hecho para sobrevivir a este encerramiento forzoso.
En un primer nivel jerárquico, hemos aprendido a vivir con menos y generando menor impacto en la sociedad. Esta pandemia ha sido un aviso para el nivel de vida tan ostentoso. Se estaba poniendo a prueba al planeta.
En un segundo nivel, hemos aprendido a valorar lo importante, a buscar el calor de las relaciones espontáneas con compañeros, familiares. Esto nos ha llevado a mostrar sentimientos antes ocultos, a desinhibirnos y a intentar buscar en lo espontáneo una forma de salir de una rutina abrumadora.
En este nivel , hemos aprendido a sobrevivir (en algunos casos) y hemos desplegado nuestras alas (en otros casos). Me refiero a nuestro trabajo. Aquí, sin compartir 100% lo que comenta @Edans en Educación3.0, creo que es cierto que en algunos casos no se ha sabido diseñar una propuesta didáctica para el entorno en remoto y lo único que ha pasado es que los profesores han estado obsesionados por el hecho de que a los alumnos se les ayuda en casa o que ellos mismos copian. En otros casos, hemos adaptado la materia al entorno remoto. No tiene sentido, desde mi punto de vista, preguntar a los alumnos por el IPC y que hagan un ejercicio sobre ello si no se contextualiza en una situación en la que esa herramienta sirva para explicar un hecho ocurrido en la sociedad. Es decir, que el contenido o la herramienta la debemos explicar al alumno para que le sirva como instrumento para entender y explicar situaciones reales.
Diseñadas así las clases y con un agotador trabajo de seguimiento y comunicación, las familias no creo que hayan sufrido estrés por la gestión del trabajo académico de sus hijos. De este modo la carga del trabajo se ha mantenido entre alumno/a -profesor/a.
Pero claro, para que en este segundo nivel de necesidades los alumnos/as y las familias se encuentren satisfechas deben darse los principios (para mí clave en el trabajo en remoto): adaptación de contenidos, comunicación y seguimiento y planificación de trabajo. Si esto no se da empieza el esttrés familiar y el miedo docente a que los alumnos copien o a sentirse incluso engañados porque el alumno reciba ayuda externa.
En un tercer nivel de necesidades los alumnos necesitan socialización y conexión. Esto, en un aula física, es fácilmente alcanzable y depende de las habilidades individuales para interactuar. En el entorno en remoto, debemos crear comunidad y que así lo sientan los alumnos. En mi caso ha sido sencillo: Telegram nos ha permitido comunicarnos en lo académico y para compartir chascarrillos, miedos, dudas y momentos duros por los que hemos pasado (muy duros, la verdad). Varias premisas en este punto: humanización, empatía, cercanía. Para lograrlo he acrcado mi rutina a los alumnos, les he hecho vídeos con imágenes de actividades que han hecho conmigo desde 1º de bachillerato, le he intentado revivir su experiencia de aprendizaje en el centro de modo que se crearan emociones y revivieran los sentimientos de aula.
En los grupos de 3º y 4º he realizado muchas videoconferencioas para hablar, vernos y compartir momentos, en Iniciativa ha sido precioso vernos y compartir nuestras utopías (las explicaré después).
En fin, que lo social ha estado muy vivo básicamente porque les he recordado constantemente que son un grupo, que como grupo han conseguido muchos premios y que individualmente cada uno y su talento ha sido clave para llegar donde ahora están.
En el cuarto nivel, el de reconocimiento, los alumnos en el entorno virtual creo que han experimentado dos situaciones. La primera la de estar perdidos y no entender nada al comienzo. La segunda situación, los alumnos se han reencontrado y han desplegado su potencial, por fin les hemos dejado, les hemos quitado el corset de los exámenes y hemos permitido que desarrollen su talento escribiendo, haciendo audios geniales, diseñando su futuro con Visual Thinking preciosos, debatiendo como los ángeles en una actividad en vivo.
En el caso de mis materias ha sido increíble, algunos alumnos/as que en el entorno presencial fracasaban continuamente, en el entorno virtual han sido trabajadores, exigentes y minuciosos y han entregado verdaderas maravillas o realizado pruebas competenciales complejas con un nivel de reflexión inesperadamente maravilloso.
En el caso de mis chicos de 3º y 4º ESO, he tenido que liderar muchísimo más los grupos. El principal problema que tuve que superar fue el factor emocional. Para mí es clave qemocionar en clase y que los alumnos se emocionen en los trabajos. En estas dos materias uso la metodología PBL (4º ESO) y APS (3º ESO). Al principio me di cuenta que los alumnos/as no sentían esa comunidad que me parece tan importante. Por lo que replanteé los proyectos y la forma de comunicación y puedo decir que ha sido clave para que mis cbhicos de 3º ESO hayan alcanzado el nivel de compromiso y motivación que tenían presencialmente (en 4º ESO no he conseguido el estado de ebullición emocional que me hubiera gustado, la clave es que 4º es final de etapa y los alumnos/as pensaban en sus objetivos a c/p más que en vivir una experiencia telemática única).
En un cuarto nivel está Utopías, un proyecto piloto que diseñé en Semana Santa para intentar de traspasar las barreras digitales y que lo emocional llegara y saliera del trabajo de los alumnos.
Utopías ha sido un proyecto precioso en el que Elia ha creado un pieza en Saxo para explicar que el futuro que desea debe ser más justo, más sostenible y sin enfrentamientos; Laura nos ha hecho un vídeo reclamanndo una sociedad sin estereotipos, Marina reclama una sociedad igualitaria, Laura García desea un mundo sostenible y nos da pautas de rutinas sencillas para conseguirlo, Luis nos habla de un mundo que usa más eficientemente los recursos, Claudia dice "no" a las discapacidades...
O las Utopías que han recogido colaborativamente mis alumnos/as en un poema hecho en equipo con una serie de imágenes que han sintetizado las utopías de 3º ESO.
Una utopía es un posible que puede o no llegar a ser real. Desde luego el interés y el desprecio hacia la educación es tan grande que cualquier deseo o propuesta desde abajo de una educación mejor es una utopía en un país en el que los bares o las playas tienen un peso político prioritario. Aún así las grandes guerras se ganaron poco a poco, batallando con coraje y con determinación. Por ello lanzo en este post la utopía que tengo en mi cabeza sobre el sistema eduactivo que deseo, un sitema eductivo humano,inclusivo, realista, serio, y con un claro foco en lo que debe aportar a la sociedad.
Después de esta experiencia en remoto, de leer a expertos, de soportar incompetencias institucionales y comentarios ofensivos de los medios. Después de despedir a más de +150 alumnos/as a los que he dado soporrte on line totalmente personalizado...mi utopía, mi sistema educactivo utópico es...
- Un sistema que tiene un foco claro en lo humano de la educación. Para mí el foco está en educar a la ciudadanía del presente, desarrollar sus habilidades y dotarles de las herramientas para actuar con autonomía.
- Un sistema que no desprecie, que valore y que planifique el trabajo. Un sistema que provea de sólicos pilares, instrucciones claras y estratégicas que guíen el rumbo; un sistema con líderes capaces de liderar, un sistema que dé los medios a profesores/as y a alumnos/as de forma prevista y planificada.
- Un sistema compuesto por profesionales valientes y sin miedo a asumir retos que no miran atrás, que no se centran en replicar sistemas añojos en la sociedad actual. Un colectivo con ganas de adaptarse a los nuevos retos, con competencias solventes y con menos miedos a la educación competencial. Un colectivo de profesores docentes, con cargas de trabajo equilñibradas, con valoración del trabajo realizado y con las compatencias necesarias para asumior la educación del fututo.
- Un sistema en el que el entusiasmo por enseñar y el gusto por aprender converjan en el aula. Un sistema de explosión creativa que potencie todos los talentos. Un sistema en el que no nos basemos en estrategias expositivas, sino en crear verdaderas comunidades de aprendizaje.
- Un sistema capaz de priorizar, salud física y emocional, por inventario de conocimientos acumulativo y sin contexto; un sistema que digitaliza lo digitalizable y que presencializa lo que verdaderamente aporta valor al proceso. No puede ser que la gestión de la documentación ahora mismo no se pueda hacer digitalmente y corramos riesgos físicos y de salud por incapacidad tecnológica. Si esto ocurre habrá que replantear los sistemas de selección y los mandos.
Acaba un curso agotador, emocional, plagado de hitos educativos y con +150 alumnos que siempre tendré en mí corazón. Momentos de trabajo en el aula y digitalmente que nos han unido para siempre.
Sólo espero, deseo que las autoridades y los centros espabilen en el desarrollo de planes contingentes para afrontar las contingencias de un mundo imprevisible. Un mundo en el que el ser humano, si desplega todo su potencial, tendrá infinitas opciones para crecer y volar muy cerca del sol.
Un verdadero placer ser parte de este sistema,
Un verdadero placer estar con +150 alumnos en estre proceso de crecimiento personal.