Agotada, vacía de energía, plena de felicidad...
Así se siento. Pero encuentro un hilo de fuerza para sentarme delante de mi PC e intentar recoger cada uno de los momentos vividos en la acción cuarta del proyecto #TomoLaPalabra.
En esta acción tenemos planificado realizar este trabajo.
Uno planifica y se lía escribiendo terminología educativa que al final se diluye entre la humanidad y la lógica creativa de la clase, del poder imaginativo de los niños y niñas. Especificamos en los planes de trabajo guías y secuencias que nos orientan, concretamos lo que formalmente son las competencias y los estándares que se miden en cada proyecto. Sinceramente después del día de hoy ,toda esa palabrería "copy+paste" me parece humo, algo mínimo, frío y lejano de la esencia de la educación: los alumnos.
Sólo quienes hoy han visitado el aula de trabajo de IAEE pueden entender el orgullo y el poder del ser humano. Hoy mis chicos se sintieron grandes, únicos y crearon sin límites ni cortapisas.
La ley nos cataloga en base a unos estándares, y el profesor obediente acata y marca el sendero con esos rastros legales. Hoy me doy cuenta que esa secuencia de palabras dejan de tener sentido cuando la clase va, viene, vuela y encuentra Sonsu rumbo haciendo y sintiendo. Es en estos momentos cuando uno se siente grande por hacer que otros se sientan importantes, gigantes.
Comenzamos un proyecto complejo y lo hicimos por lo fácil, trabajando las finanzas personales y buscando la forma de elaborar un presupuesto diario para vivir con 5E al día. Nos estábamos acercando a la pobreza a través de las pantallas de los PC y dentro de las paredes idílicas de nuestro centro. Esto no era suficiente, nuestro proyecto invita a la acción y al cambio. Debíamos dar un paso más y nos embarcamos en una actividad de voluntariado en el Comedor de los pobres.
Para entender la pobreza hay que verla, olerla y sentirla...y sólo así podríamos diseñar una solución que ofreciera un retorno con valor a este colectivo.
Debatimos qué podíamos ofrecer a los usuarios del Comedor social, hubo muchas propuestas, pero al final decidimos llevar Corazonadas al Comedor de los Pobres, ¿Cómo y Por qué?.
- Cómo:
Hemos creado historias de esperanza, de vida, de fracaso. Somos los líderes del centro en el proyecto Corazonadas y quién mejor que este grupo de alumnos "gurús de la comunicación e inteligencia emocional" para escribir maravillosamente y dejar un mensaje de esperanza en cada una de nuestras visitas.
Teníamos las historias, pero...¿cómo entregarlas y compartirlas?. Se nos ocurrió diseñar papel marmoleado y en él incluir estas historias que plastificadas serían salvamanteles. Parecía coherente donar mantelitos a un Comedor Social de modo que quede la esencia de mis chicos y aporten esperanza a las familias que acuden habitualmente al Comedor.
- Por qué.
Mis chicos son torbellinos de ideas, pero al final todos estuvimos de acuerdo en que el poder de la palabra era clave para hacer más placentera la experiencia de usuario.
El momento de decidir qué íbamos a crear fue precioso, todos sentados en el hall del centro proponiendo y aportando.
El proceso de trabajo ha sido agotador pero impresionante. Los alumnos han alcanzado un nivel de comunicación y empatía que nunca esperé. Todos los niños y niñas son diamantes en bruto que, después del pulido y del entrenamiento, llegan a resultados que inimaginables.
No os engañaré, este grupo está exprimiendo mi creatividad y sinceramente ya no sé dónde vamos a llegar en las siguientes acciones, la creatividad y la iniciativa en el IES Fray Luis ha explosionado y lo mejor de todo que "Todo está por hacer".
Fotos del trabajo:
1) Marmoleado de papel. Les ha encantado.
2) Comenzamos a diseñar mantelitos, incluyendo las historias en nuestro papel marmoleado.
No puedo trasladaros emociones ni sensaciones a través de este post, pero sí podéis ver que el resultado es impresionante y cuando las cosas salen tan bien es porque hay motivación y muchas ganas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario