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LEYENDAS PARA ACABAR LA 1ª EVALUACIÓN

Hoy vamos a realizar la actividad de síntesis de la primera evaluación.

Objetivos:

  1. Mejorar la comprensión lectora.
  2. Mejorar la redacción y la capacidad de síntesis.
  3. Fomentar el trabajo en equipo.


Metodología:

  1. Leeremos los cuentos en clase.
  2. Asociaremos cada cuento a una de las siguientes habilidades: 
 1ª) MOTIVACIÓN (O falta de Motivación). 2ª) TRABAJO EN EQUIPO. 3ª) LIDERAZGO. 4ª) CAPACIDAD COMUNICATIVA O DIFICULTAD COMUNICATIVA. 

   3. Justificaremos la respuesta.
   4. Guardaremos la respuesta en un documento Word en Dropbox.

 LEYENDA 1:LA MÁQUINA DE ESCRIBIR
 “Aunqux mi máquina dx xscribir xs antigua, funciona bastantx bixn, xxcxpto una dx sus txclas. Sin xmbargo, muchas vxcxs mx hubixra gustado qux funcionara pxrfxctamxntx. xs vxrdad qux cuarxnta y sxis txclas van bastantx bixn, pxro la única qux falla, sx nota considxrablxmxntx. xn ocasionxs, mx parxcx qux nuxstra organización xs como mi máquina dx xscribir. xn xlla no toda la gxntx “clavx” trabaja como dxbx. Puxdxs pxnsar: “Buxno, yo sólo soy uno. No sx va a notar dxmasiado”. Pxro, ya sabxs, para qux la organización sxa xficaz nxcxsita dx la participación activa dx todos sus mixmbros. La próxima vxz qux pixnsxs qux tu xsfuxrzo no xs nxcxsario, rxcuxrda mi vixja máquina dx xscribir y pixnsa: “soy una pxrsona clavx” 

 LEYENDA 2: CUENTO DE LAS HERRAMIENTAS
“En un pequeño pueblo, existía una diminuta carpintería famosa por los muebles que allí se fabricaban. Cierto día las herramientas decidieron reunirse en asamblea para dirimir sus diferencias. Una vez estuvieron todas reunidas, el martillo, en su calidad de presidente tomó la palabra. -Queridos compañeros, ya estamos constituidos en asamblea. ¿Cuál es el problema?. -Tienes que dimitir- exclamaron muchas voces. -¿Cuál es la razón? – inquirió el martillo. -¡Haces demasiado ruido!- se oyó al fondo de la sala, al tiempo que las demás afirmaban con sus gestos. -Además -agregó otra herramienta-, te pasas el día golpeando todo. El martillo se sintió triste y frustrado. _Está bien, me iré si eso es lo que queréis. ¿Quién se propone como presidente?. -Yo, se autoproclamó el tornillo -De eso nada -gritaron varias herramientas-.Sólo sirves si das muchas vueltas y eso nos retrasa todo. -Seré yo -exclamó la lija- -¡Jamás!-protesto la mayoría-. Eres muy áspera y siempre tienes fricciones con los demás. -¡Yo seré el próximo presidente! -anuncio el metro. -De ninguna manera, te pasas el día midiendo a los demás como si tus medidas fueran las únicas válidas – dijo una pequeña herramienta. En esa discusión estaban enfrascados cuando entró el carpintero y se puso a trabajar. Utilizó todas y cada una de las herramientas en el momento oportuno. Después de unas horas de trabajo, los trozos de madera apilados en el suelo fueron convertidos en un precioso mueble listo para entregar al cliente. El carpintero se levanto, observo el mueble y sonrió al ver lo bien que había quedado. Se quitó el delantal de trabajo y salió de la carpintería. De inmediato la Asamblea volvió a reunirse y el alicate tomo la palabra: “Queridos compañeros, es evidente que todos tenemos defectos pero acabamos de ver que nuestras cualidades hacen posible que se puedan hacer muebles tan maravillosos como éste”. Las herramientas se miraron unas a otras sin decir nada y el alicate continuo: “son nuestras cualidades y no nuestros defectos las que nos hacen valiosas. El martillo es fuerte y eso nos hace unir muchas piezas. El tornillo también une y da fuerza allí donde no actúa el martillo. La lija lima aquello que es áspero y pule la superficie. El metro es preciso y exacto, nos permite no equivocar las medidas que nos han encargado. Y así podría continuar con cada una de vosotras. Después de aquellas palabras todas las herramientas se dieron cuenta que sólo el trabajo en equipo les hacia realmente útiles y que debían de fijarse en las virtudes de cada una para conseguir el éxito.” [Fuente: Juan Mateo.] 

 LEYENDA 3: EL CABALLO.
 “El dueño de una granja tenía un caballo excepcional que había ganado varias carreras y realmente era valioso. Un día, el pobre caballo metió una pata en un agujero y se hirió. El veterinarío lo cuidó, pero dijo que ya no podría competir. El dueño de la finca dejó en el establo al caballo, que le costaba inluso mantenerse en pie, mientras decidía que hacer con él. El caballo estaba acostado cuando un cerdo se acercó y le dijo: - Anímate, colega, vamos, ponte de pie; sé que lo puedes hacer porque antes te vi caer e incorporarte. ¡Venga!¡Arriba!. El caballo gimió mientras se movía con mucho esfuerzo, pero el cerdo no desistía: - Vamos amigo yo te ayudo – metiéndose por debajo de la tripa del caballo y empujándolo con el hocico – Vamos, sé que lo puedes hacer. ¡Venga! ¡Campeón! ¡Arriba! ¡Eso es! ¡ Que grande eres! ¡Sabía que lo conseguirías!. Y tanto insistio el cerdo que finalmente el caballo se fue incorporando poco a poco, tambaleándose, ganando seguridad hasta que, finalmente, consiguió salir del establo, relinchando y galopando. El dueño de la granja al ver correr a su animal, empezó a dar saltos de alegría y a gritar a sus empleados: - ¡Que maravilla!. ¡Mi caballo se curó solo!. ¡Esto se merece unas buenas chuletas!. ¡Matemos al cerdo para celebrarlo!.” 

LEYENDA 4: EL ELEFANTE ENCADENADO. 
 “Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como mas tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. El misterio sigue pareciéndome evidente:¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenia cinco o seis años, yo todavía confiaba el la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?. No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez. Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él. Imagine que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza” [Fuente: Jorge Bucay]

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