El modelo irlandés que había basado buena parte de su éxito económico en los bajos impuestos ha llegado a su fin. La crisis financiera que ha elevado el déficit público hasta la increíble cifra del 32%, debido a las ayudas a sus bancos, obligará al Gobierno de Dublín a aumentar sus impuestos y acabar así con su modelo de dumping fiscal.
El sistema de competencia fiscal desleal irlandés basado en un impuesto de sociedades del 12,5%, frente a una media europea del 27% ha sido barrido por la crisis. La deslocalización de empresas debido a las ventajas fiscales hacia Irlanda había causado un fuerte malestar en muchos países de la UE, que mantienen una imposición fiscal más elevada y menos diferenciada entre sí. En Francia y Bélgica, el tipo de sociedades es del 34%; en Alemania y España del 30% y en Reino Unido del 28%.
Esta política de bajos impuestos a las sociedades, le reportó a Irlanda altas tasas de crecimiento, puesto que muchas empresas extranjeras se localizaron en este país debido a las ventajas fiscales.
Ahora todo ha cambiado y la U.E le exige convergencia.
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